Los Juegos de Azar y su Impacto en la Salud Mental: Prevención y Soluciones
Bien podemos decir que la práctica del juego de azar es tan antigua como la humanidad misma, tomando matices diferentes de una cultura a otra.
El Punto común de todos los juegos de azar es la suerte, o sea, que ganar o perder no está mediado por la capacidad intelectual del que juega. La única habilidad o destreza que se necesita es la de comprender los tipos de jugadas que hará la persona.
Siendo la suerte la palabra clave del que juega, hay una actitud común de todos los jugadores y es la adivinación.
Culturalmente, la capacidad de adivinar no se aprende, sino que más bien la lleva la persona consigo. De aquí se explica que a toda jugada le precede un pensamiento mágico. Es decir, que para el jugador cada jugada es su gran momento para ganar.
El pensamiento mágico genera actitudes supersticiosas, que tienden a influenciar a otros. El jugador que está totalmente convencido de que su jugada va a ser exitosa, convence a otros para que hagan la misma jugada. Aunque también hay jugadores que hacen todo lo contrario. Piensan que si le comunica a otra persona su jugada, el mismo tiende a “azararse”, evitando que dicha jugada sea exitosa.
La actitud supersticiosa del jugador cobra fuerza cuando hay otras creencias vinculadas a prácticas religiosas y santería. De aquí se desprende que los muertos y espíritu se manifiesten en cualquier momento para darle alguna señal al jugador sobre sus futuras jugadas o la que ya ha hecho.
La práctica frecuente de juego de jugar, puede llegar a hacer compulsiva, o sea, que el jugador ya no puede evitar hacerlo, convirtiéndose de esta manera en una patología.
El Manual Diagnóstico y Estadísticos de los Trastornos Mentales, (DSM-5), estable que los síntomas que están presentes en el jugador patológico, están:
- Preocupación por revivir experiencias pasadas de juego.
- Necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado excitación deseado.
- Fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego.
- Inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego.
- Utilización del juego como vía de escape de los problemas o de alivio del malestar emocional.
- Intentos repetidos de recuperar el dinero perdido.
- Se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego.
- Se han arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido al juego.
- Apoyo económico reiterado por parte de la familia y de los amigos.
Dentro de los daños psicológicos que ocasionan la práctica excesiva de jugar, están: distorsión del pensamiento (negación, superstición, confianza excesiva o sentido de poder y control), preocupación, angustia, irritabilidad, descontrol emocional, insomnio, síntomas psicofisiológicos, (gastritis, úlceras, cefalea, migraña, dermatitis, etc.)
Debido a que el jugador patológico vive tan pendiente a la suerte que tendrá en su nueva jugada, tiende a descuidarse de sus obligaciones familiares, tanto de índole material como afectiva. Muchos problemas de pareja tienen su origen en la práctica patológica de jugar, en uno de los dos, o ambos.
Es bueno establecer la diferencia entre lo que el juego patológico y el juego social. En el primero, la persona no es capaz de controlar sus impulsos de jugar, en el segundo, la persona juega más bien de manera ocasional, y es capaz de controlar sus impulsos de volver a jugar. El peligro está en que un jugador social, sin darse cuenta puede convertirse en un jugador patológico.
En nuestro país, desde hace algún tiempo, se ha estado incentivando una especie de cultura del juego en los ciudadanos. Ya hoy podemos ver que son cientos de miles, las bancas de apuestas que tenemos diseminada en todo el país, que lo único que producen es más pobreza a quienes son sus clientes, que son los jugadores.
Finalmente, quiero concluir diciendo, que la mejor manera de avanzar en la vida es tener metas claras y definidas, acompañadas de acciones que vayan en dirección hacia lo que se quiere. Entiendo que los juegos de azar representan una retranca para el desarrollo de las personas más empobrecidas de nuestro país.
Sobre el autor: Gil German
Psicólogo Clínico - Motivador